Era todo tan imposible
que resultaba muy sencillo
ser felices.
Yo pretendía definirte,
tú te afilabas los colmillos
en mis cicatrices.
Empeñados en perder
el miedo, la razón, la fe,
nos atrajimos.
Ninguno supo adivinar
que esa manera de escapar
era el destino.
¿Y quién nos iba a decir
que íbamos a seguir vivos?
Que todo iba a fluir
mejor al resistir unidos.
Qué bizca que es la pasión,
qué caprichoso el instinto.
Resultó que al final
mi individualidad
era mejor contigo.
¿Cómo algo tan irracional
tenía tanto sentido?
No creo en el amor civilizado
basado en buenas intenciones.
Las pieles fluyen mejor en el barro,
el deseo lubrica los corazones
heridos mejor.
¿Y quién nos iba a decir ….
Y es que no asusta la igualdad,
aterra el universo.
Contigo me voy a alistar
en la guerra del sexo.
¿Y quién nos iba a decir ….